Es verte y es no poder contenerse,
aunque el gusto dulce de las junturas
baile entre países que se suturan
bajo la piel, sin poder derramarse.
Es tenerte cerca y hasta sufrirte,
como si en el fuego en el que perduras
bailaran juntas todas mis locuras,
como si ardieras hasta en el reírte.
Bajo la lluvia esperar sin correr,
sin salir de la luz que en el color
del frío tesauriza tus virtudes,
y empaparse en el tedio del querer,
y aburrirse de no sentir calor;
ovillado, calmo en tus humedades.