No siempre te oigo; es más, hace ya tantoque quizá crea que no te escuchéjamás, pero quizá si te miréporque me vi en tus ojos esperando.No…
sonetos
Si lo que yo quiero no tiene nada que ver con el movimiento de manos ni el goteo incesante de segundos; si lo que yo quiero es que para cada
longitud que te encuentre desmontada diseccionar los perfiles ocultos que van dejando su marca en tus huesos; si lo que yo quiero es sentirte brava,
combatiendo de la vida las fuerzas que a tu contra escupen y se lamentan, verte soltar la tintada negrura
que entre tus dientes muestra la fiereza, creciente y revuelta, escuchen y teman; verte aplastar sus antiguas conjuras.…
Frío hasta dejar escapar la lengua en mitad de la calle esclarecida, sombra de la esperanza enfebrecida urdiendo el aire contra el hambre cruenta.…
Trasegando en el perfil empedrado de tus calles contra la sombra aleve, silencio crepuscular arrumbado contra el tacto de la distancia breve,
piafaba en su retemblar acorchado bajo el frío un aullido de piel leve, el trémulo secreto amurallado tras la sangre que al mordisco precede;
ya la concha de miedo se desgaja, ya la carne invoca en su cenestesia madrepóricas redes de vesania
santa, visceral, cruda en complacencia a contraluz de tu figura extraña, sumergida en futura prescindencia.…
No seré nada, pero nada en verso. Seré lo mismo, pero seré rimas. Veré de lejos, pero de palabras. No seré nada y seguiré cayendo.…
Ya mucho hacía que no circulaba tu voz por mis retorcidos rincones, mucho que no chocaban mis pasiones con el renco ensoñar de tus pisadas.…
Ahora que tus patas, ya renqueantes, no buscan el ritmo de las carreras; ahora que con gesto calmo miras sin curiosidad a los paseantes.…
Sabe dulce, a algo como de pan, y un poco a lluvia y a calle mojada, al paso gris que ablandan las mañanas; sabe a ti, pero lejos, como a sal.…
Y qué, y qué sin color entre la niebla; y qué que ya no estés ni te revuelvas; y qué que ya no seas ni te vuelvas; y qué del que ya no puede ni tiembla…
Y qué, y qué de la forma que pardea; y qué de tus cuatro esquinas redondas; y qué del rincón que tú, luz, ahondas; y qué de la sombra que no clarea.…
Cuando feral venga todo pesado y pastoso, cuando del suelo parezca crecerse la sarna y en el aire se levante encarnada la marca de un presente malsano y su futuro rasposo…
Cuando todo parezca venir seco y doloso, infecto de los días en la suerte descalza, que no llega, que se tuerce, revuelve y amarga; cuando hierva la nada en su murmullo sarnoso…
Cuando así caigas, profundo, alquitranado y solo, comienza por desdecir las razones del alma, la espiral mal entramada de tus laberintos.…
¿Cuándo haremos por dejar de construir? Tendrá final el voraz apetito que nos urge, hasta el último centímetro, hasta la última brizna por cubrir;
¿habrá paz para el que quiera dormir?…
Rima la tarde con reencontrarse, con buscar ocultos la sombra rosa, el prado silente de paz rabiosa; rima, desbocada, con escaparse.…
Podría del odio darte verdades, acurrucarme en el rucio rencor como si me abrigara de color, podría hasta en los vagidos odiarte;
Podría subir y no respirarte a la cumbre en simas de convulsión, gritar que no tener ni la pasión de por poder, ni de luz contagiarte.…
Es la pobre, rala capacidad por mantenerse formado y entero, sólido en el reseco cumplimiento, roto en la pastosa irrealidad.
Distancia: vidas de la soledad; y un pitido que se repite lento, que se ensaña y rapiña del momento; pálido, sufres de realidad.…
Me asusté el día que solo pensaba en que, pensar, pensaba solo en ti, y nada más veía que te vi, que de verte, solo a ti remiraba.…
Tu voz como dos timbales enormes, se rasga al llegar al tono, rotura; rubrica la palabra tensa, oculta; acosa entre la luz de los rincones.…
Lo que esconde tu sonrisa de plata, y con sonrisa tus rojos refiero, con absoluto tus ojos requiero, descubre la pasión encadenada.…
Es verte y es no poder contenerse, aunque el gusto dulce de las junturas baile entre países que se suturan bajo la piel, sin poder derramarse.…
Me gustaría inventarme tu risa como si fuera una moneda nueva, y sacarla así cada vez que viera que nos intenta separar la prisa.…
Ya se abre, ya, con su reflejo de oro, ya se abren del verano sus ventanas, como en el frío de aquellas mañanas que hablaban del mundo en mitad del sueño.…
Tumbados en la playa nunca fuimos nada, no fuimos siquiera la playa, ni siquiera superamos la raya que ardía en los errores que reímos.…
Una última vez que te mire bien desde el vértigo gris de tus miradas, un último paso en las marejadas de lluvia y frío que te hacen crecer.…