Vestida de flores,
convenida en ese norte
que tan poco te respalda,
que tan poco te deja,
trasiegas entre sueños,
en el aliento transiges
con las noches
que nadie debiera merecerte.
De tus caderas
en semánticas combinaciones,
al camino sibilante
que demarcan, sinuosas, tus piernas,
el agua resbala,
y quema, desde lejos,
y escapa como de hielo
sin que, ni al borde impreciso del roce,
haya consciencia
de llegar a tocarte;
no sé si es por lo traslúcido o transparente,
o los dos,
que te muestras y pasas,
brillante aun sin que haya surgido luz,
vestida de plumas,
colorida en tus flores,
flotando al viento del norte.
Imagen por: wolf-chief