No te ve ni en visiones de pasillo,
fantasmas vivientes que ya no existen,
no más fantasías que lo devoren,
que se oculten en tu cuerpo amarillo
al contraluz de los turbios castillos,
de la luz en sus nubladas ventanas,
ya no se te ve estirada en mañanas
vacías, solas de tus ojos zarcos,
tuyas de los labios tuyos, y largos;
ya no te ve, ni a tus sombras pintadas.
Imagen: Delirium, The Sandman.