Estirada, o estirándote,sombra en tus pechos encendidoscontra la ventana entreabiertade un Madrid neblinoso,puede que hasta fuera frío;tu Madrid,tu piel blanca, transparentecontra la bruma filtrándoseentre los pliegues de la memoria,sonreías, creo, yo solo miraba,tu cuerpo estirado, o estirándose,tus pechos elevados,tu cuerpo casi perfecto,solo el blanco de tus bragassemitransparentes,destacándose en tu escorzode madrugada despiertos,oliendo todavía a sudor,al dulzón extracto de las caricias,de los lametones y los besos,de las embestidas mutuas e imprevistas,el olor líquido de saber a otro,de tú saber a mí,de yo saber a ti,de todavía estudiar los rinconesde todos esos, tus sabores.Tu…
contraluz
Al borde del mar,donde las olas golpeanpero no dañan,transcribe de lenguas antiguasel verde efluvio de los Ríosy la virtud escondidaen las fuentes del Edén.…
Volarte.Crujir.Crujirnos,que crujan los camposen los que anidan las fuerzas vibrantes.Volver.Envolverte,desenvolverte,anillarnos, acomodarnos,encajar como encajanlas proteínas desplegadas,para volver a plegarse.Recordar,acordarnos,acordar que nos acordamosy bebernos, tragarnos,del uno y del otro,hasta las penumbras sideralessobre un mosaico moteadode radiaciones primigenias;y bajar a los abismosy desenroscar los goznesde esas puertas que nuncadebieron cerrarse;abrir el cuerno,roer el marfil.Volar,volarte,de…
Las huidas furtivas de gotear en luces blancas; recuerdo encelado de la oscuridad enfervorizada, mareados, tensos, desgañitados todavía supurantes, gateamos como lampreas sobre el espacio colmado que nos ha lamido en el nocturno entrechocar de ansiedades y presentes, al aire, al frío, al ruido extrañado de los pies pegajosos y las miradas tumescentes, arrastramos el aroma del misterio y el silencio, las cuatro ventanas abiertas como sangre al rosa profundo de las verticales humedecidas; en un rebote quiral de escalada cimbreante volveremos a girar, (no) volverán los fosfenos y una luz culpable a iluminar de sabor en azul las pieles de sal, sus pliegues de mares y el bordón acicular de una mañana a contraluz: tu contraluz, contra la luz, tú, y yo, en la sombra acuática, yo en la vereda de tu luz, tú y yo, de la luz en contra, frío, lejos a contraluz.…
Esa música, como de carne, esa música, como de agujas en la carne, agujas cálidas, agujas de tu sangre. Esa música y cada vez que suena y resuena, fuera y de lejos, rompiendo la pintada correspondencia de la luz, desarmando y disolviendo todas las sombras potenciales.…
Lo peor no es sumirse en la distancia, ni en la ausencia, ni en un millar de imágenes diluídas en los besos y dolores, ni la somnolencia aún vesicante en su tacto pesado y nocturnal sobre el perfil remoto de las calles contra el frío y el tiempo del revés, en lucha por recordarse radiantes… No, lo peor no es no aprender a estar, sin más, lo peor es no saber nada del otro, conformarse en el silencio, y hasta aquí, y sobrevivir, desgarradas las ganas de habernos dormido juntos la rabia y el horror de la mañana, malditos en la pérdida sonora de la inopia auto impuesta, desgarrada.…
Cogido al mar de tus negras fronteras, vedado el sur en la humedad primera me conformo y me escondo.…
Ni un minuto. Ni una foto escasa, ni la parte dañada del corazón en nocturnidades escandido. Ni el olor rosa de una piel contra la otra.…
Todo en la noche retumba y resuena, todo en la belleza oscura refiere al espesor que oloroso transfiere de tus huesos una asfixia que atruena; como almíbar que en tu grito nos lleva de insultos sin tilde, muslos de sal, del ansia que las entrañas se bebe, la incoherencia que al cuerpo se debe, pelarnos de piel, dejarnos volar, al contraluz de tu agua vicinal.…
Trasegando en el perfil empedrado de tus calles contra la sombra aleve, silencio crepuscular arrumbado contra el tacto de la distancia breve,
piafaba en su retemblar acorchado bajo el frío un aullido de piel leve, el trémulo secreto amurallado tras la sangre que al mordisco precede;
ya la concha de miedo se desgaja, ya la carne invoca en su cenestesia madrepóricas redes de vesania
santa, visceral, cruda en complacencia a contraluz de tu figura extraña, sumergida en futura prescindencia.…
Me ha pasado, lo perjuro, que cuando te despedía, de una vez por todas, vela de la locura al único contraluz que me sujetaba a la vida, ha sonado esa canción, la tormenta, la que no grita, pero como si lo hiciera, y se ha revuelto contra todo, y lo ha revuelto todo contra las fuerzas discordantes de la ventisca y el olvido.…
No te ve ni en visiones de pasillo, fantasmas vivientes que ya no existen, no más fantasías que lo devoren, que se oculten en tu cuerpo amarillo al contraluz de los turbios castillos, de la luz en sus nubladas ventanas, ya no se te ve estirada en mañanas vacías, solas de tus ojos zarcos, tuyas de los labios tuyos, y largos; ya no te ve, ni a tus sombras pintadas.…
De los abismos locos siderales, en cada abrazo elíptico estrellado, al bailar de todas las espirales;
desde el último rincón olvidado y a través de sombras orbiculares, perfecto tu reflejo inmaculado.…
Rabia no encontrar verdes las escenas sorbidas de luz; la contra cara límite, interminable, de tu figura cambiante, lenta, inseminada a contraluz.…
Empezar por tu luz verde y azul; aplicar tensión ronca a tu voz cálida que rompe sangre en la piel rosa y pálida, sombra transparente en el contraluz.…
Ya mucho hacía que no circulaba tu voz por mis retorcidos rincones, mucho que no chocaban mis pasiones con el renco ensoñar de tus pisadas.…
¿Dónde? En la luna, igual, seguro junto al mar, que tú lo encontrarías, y sus olas, y el mismo frío, y una canción que vaya a juego con cualquier momento de tu respiración, de la mía, siempre por detrás arrastrándose indecisa.…
Y cuándo oyes el estruendo, de lejos, como si una fuerte corriente helada te fulminara seca entre los pasos que pareciera no tener, que fuera sin pretender, sin poder explicar… Nimba, solo, saliendo de la nada, el recuerdo en celaje de tormenta y se escinde de la realidad esmerilada por la indecisión: ¿de dónde esa potencia abrumadora, esa fuerza febril y desmedida tormenta de nieve en rabia cromática que todo cambia, que todo lo acaba presa del maësltrom espeluznante?…
Desde qué tremenda distancia, al terminarse, entre la flora gris que brilla, revuelta, al agitarse la luz en oblonga refracción de tu sombra perfecta.…
Me asusté el día que solo pensaba en que, pensar, pensaba solo en ti, y nada más veía que te vi, que de verte, solo a ti remiraba.…
Sola en mitad del mundo frente a la gracia del mar, en la cornisa que lame tus gradaciones las aguas baldean en las fuentes del raído deseo presente.…
Me gustaría inventarme tu risa como si fuera una moneda nueva, y sacarla así cada vez que viera que nos intenta separar la prisa.…
Pude no serlo, pero lo fui, y como siempre te vi perdida en la tempestad, bailándole a los dioses que se ríen en los truenos.…
Y en el color rompienteque reflejaban tus labios,llenos de noche,alzábanse cautos los dioses de la nostalgia;fauces ansiosas buscabanla gloria de tus aguas rosas,y tu olor…Y tu olor…Y tu olor mezclado con la humedad del suelo,y el sabor de tus olores húmedosflotando entre las caricias de la hierba.Y…
Te ríes y es como si el viento cambiara,como si el día se abrieradecorando tus dientes blancosel cielo rosa de la madrugada reciente,donde abrazarse es rigory la ropa antigua barrera perdida.Brilla…