Me levanté, anoche, ennegrecido por el sueño,
enrojecido por la imagen de un cuerpo extraño
extendiéndose en ramajes entre los recuerdos;
me levanté y escribí en sintonía frenética,
con la noche en feroz arrebato suspendida,
todo lo que tu textura rosa y submarina
infundía en las corrientes del cuerpo encerrado.
Me levanté y escribí sobre luz decreciente
cómo combabas de minerales los colores,
los tránsitos raídos al morder la vigilia.
Ejercicio extraño de inconsciencia contenida,
en la palma de la mano la noción y el seso,
el cundir del olvido, el sufrir lo repensado,
el dejarse mecer en la tela pegajosa
del efluir de tu vista, del calar de las letras.
Imagen por: stamatisdesiree