En la sumisión del tiempo y la certera angustia,
en la profunda sensación del verse cercano,
construido de nuevo en solitaria realidad.
En la relación de los ciclópeos contrarios
y la lucha fiel por alcanzar los equilibrios;
en la rica atonía de mezclar los alientos,
en el corazón mismo de todas las razones,
te yergues, como de luz azul y cristalina,
demostrando la fina tendencia del cariño,
el aroma verde de la paciencia constante;
entre candor y llama, la caricia resuelta.
Una mirada, arder en el hacerse tranquilos
entre los depuestos sonidos de la distancia,
te creces, como entre del rompiente las arenas;
te creces y engrandeces los súbitos rincones
entre la pasión, tu voz y el olvido del miedo.
Imagen por: cinnamon-punch