Yo entre las hojas de la lluvia,
en el arabesco verde rabiante circulando.
El agua respira entre la piel y el llano,
sangre de tierra que hizo libre,
hizo de los muertos y la memoria.
Saben a hierba los recuerdos,
bajo la nieve guardan el tiempo
en cristales de aires más cálidos,
de pasos en noches cuajadas en el horizonte,
de las palabras asuradas de risas.
Rompe un beso su molde convexo,
de las variaciones contra las sombras
crecen las luces de un sol rotundo,
y el alba llora sabiéndose insulsa,
encontrándose sola ante los secretos.
Yo ante las horas entenebrecidas
que pasaron, río helado en efusiones,
sobre la mano, espejo de tu cuerpo,
sobre los ojos el manto tardío
de las fugas a mitad de tacto;
sésil la pasión que por tus labios
se ancla al terreno, repensada…
Tentaculares relaciones corren
entreveradas con el ruido de los labios.
Yo contra el fuego que agita el viento,
laminado en las siluetas titilantes,
caminando entre los pliegues del silencio;
solo, nómade del sentimiento,
repasando la vena salitrosa
que habrá de devolver la (no) simetría,
la enorme falta de errática consistencia.
Imagen por: babykitten