Y al mirarte bien, como solías

por Somnoliento

Y al arder del viejo bosque soñado,
al prender las llamas de la rutina
el tronco añejo, hoy seco, derramado
de las lunas que lloraban salinas
al batir del dulce fin de tus dedos,
solo refugio hallarás en las ruinas,
proyectos de tu pasado radiante,
antiguo sueño en futuro brillante.

Y al ovillarte dormido en los brazos
del continuo travieso inveterado
de tu memoria desecha en retazos
puede que seas capaz de olvidarlo,
de saltar los muros de tus pedazos
muertos, de tu recuerdo emancipado;
puede que entonces llegues a vivirte,
como deseabas, como debiste.

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