Voy, a veces, detrás de tus pasos,
subiendo como el asfalto sube,
escuchando,
que entonces sonaban la rima y el caos,
creciendo, mirando largo,
huyendo cuando la lluvia se detiene,
y sobre tus pies,
que a veces pierdo,
la afasia indirecta
que irradia tu contraluz.
Y entonces levanto el sol,
y en la ventana tu sombra,
y tú, y tus lados, enfrente,
estirada en las hebras de mi voz,
pintada en crecientes lunas
de ese azul que se nos ha hecho viejo
estragado como barro en la memoria;
diminutas noches, hoy,
engarzadas en la humedad rosa del frío.
Y la vuelta a casa,
y el correr mirando atrás,
desfigurados de rabia.
Imagen por: wesleyayers