Venga, repite, repite, repite,
repasa, repasa, repasa, vamos,
una vez más, sube la montañita:
cambia esto, cambia aquello, tú, rumiante,
no pienses más, no pienses mucho, escúchame:
estrategia, del latín: estrategia;
en francés: estrategie, o no, o seguro,
pues borra todo ¿lo estás anotando?
Es tarde, ¿para qué quieres vivir?
Hay que seguir, seguir, seguir, seguir,
un cambio más, minúsculas pasiones,
visión cobijada en largo sopor;
tu falta de vida y calor revelan
la estela nefasta de tu renuncia.
No caer… No caeremos… quizás…
Buscar más, ganar más, cansarse más,
por qué va a satisfacerte la paz,
el tiempo detenido en el sabor
de las cosas, una a una, sentir,
mirar por mirar, hablar por querer,
dejarse y no empezar ¡nada de nada!
Corremos detrás de feas quimeras,
enflautados por los rencos y sucios,
engañados por los cansados turbios,
y dormimos poco, muy mal, sin quasares;
y nunca tenemos tiempo, ni bridas,
ni claro el camino, que siempre sube,
que siempre es duro y ruinoso, ladino
requiebro de futuros sin final.
Y soñamos menos, cruel vergüenza,
y olvidamos más, y nos despojamos
de la emoción, del verso y las sibilas;
y creemos solo en seguir, marchando
al paso, solemnes, obedeciendo
al malino, engreído, muerto seco,
secándonos, preguntándonos, tarde,
cada vez más tarde, si hicimos bien,
si haremos bien, si hoy nos será ya tarde,
si es tarde la huida, la verde pradera,
si tarde es pensar que es tarde y, ya tarde,
nada nos queda, nada nos espera.