Una última vez que te mire bien
desde el vértigo gris de tus miradas,
un último paso en las marejadas
de lluvia y frío que te hacen crecer.
Crecerse de nuevo y oírte: ven;
solos, de cero, despejar pasadas
decisiones, olvidar las celadas
que las distancias hicieron tejer.
Una última vez rozarte a través
del azul de tus parpados marcados;
y de la vigilia desesperada
sorberme en los contornos de tu envés,
hozarte en la sombra de mis pasados:
y a contraluz, ver tu ausencia perlada.