Si te persigo es porque no te veo, salamandra.
Si te nombro, entre notorias vibraciones,
es porque se crecen malinos los fantasmas;
de las letras se agostan los veranos,
y de las cartas que no llegaron a escribirse
supura hoy un aroma seco, como a pasado.
Nostalgias que van tornando pétreas,
indefinido el gemido y la partida,
parecer, parece que no hubiera habido
susurros cercanos, al pie de la boca vacía.
Si te he nombrado es por no tener que soñarte,
que estás mejor cuando eres de hueso,
—dar contigo entre las manos es no abandonarse—
y al mirar atrás, encontrar al espectro brillando
que nos sigue de cerca, como si recordara.
Si te persigo es porque no te veo,
lo que quisiera, lo que me pesa, salamandra.
Imagen por: night-owl8