Me has cogido como en un espasmo:
eléctrico, flexible, despierto…
Te he visto entre las onduladas sombras:
sinuosa, siempre, aparente, sonriendo luminosa.
Me he visto expuesto al callado enojo de la memoria:
al latido raro, a la esquiva bifurcación de los sentidos…
Me he cruzado con la filigrana magnética de tus ojos;
he devuelto la vida a las pasiones, ¿o fuiste tú?
Me he crecido en el imposible rastrear destinos:
esquiva, como que medias con la fantasía,
como que estás pero reflejas,
como que de imaginar me vuelvo raro,
nervioso, difuso en los extremos de las manos.
Me he devuelto al caminar de los estilos felices:
cobijar neutrinos, diminutos, tras atravesarte,
insertarlos en las funciones helicoidales
de mi organismo desbaratado,
confuso hasta dudar de su propia piel…
Me he plegado a la exposición sabrosa de la indefinición;
he vuelto a inventarme tu sabor.