Estoy loco

por M.Bardulia
Poesía en Bardulias: Estoy Loco

Loco como un colibrí falso y loco
acelerándose hasta el transgredir
de su propia velocidad lumínica,
receptiva, relativa, atávica retrospectiva.
Loco por creer, por pensar,
por dejarme llevar y sufrir por ello
por decir, a veces, gritar las menos,
escribir que intento escribir
y que, a veces, escribo,
pero también,
que no quiero estar solo,
verme solo,
pensarme solo,
tocarme solo,
pasar por esta vida irremediable,
la única, oiga,
—no crea en las promesas escatológicas
que nadie asegura nada;
de momento solo tenemos esto—
y es inapelable:
pasarla solo sería horrible;
solo de solo aislado rabioso
espumando entre enemigos y los otros,
ampulosos presumiendo de soledad
y de haberle ganado la guerra
al amor molesto y tedioso.
Pero hay cosas peores,
podríamos pasarla creyéndonos solos,
o especiales, o ricos,
o especiales por ricos,
solos más altos, más guapos,
o mejores,
o listos, muy listos, más listos,
o más humanos que los mismos humanos,
o menos, menos,
menos de todo,
menos de aire y de agua,
que es lo que se lleva hoy en el mundo:
menos humano, más económicos,
trabajadores, aglutinadores,
amasadores amasados,
enemigos aterradores.
Estoy loco por tener que callar
que no estoy solo,
que no soy español,
ni chino,
ni terráqueo ni transneptuniano,
que no soy gato,
ni me paso el día diciendo ni, ni, ni,
que me gustaría ser pato
para saltarme todas las fronteras volando,
y reposar en los lagos de parques geométricos
mientras me dan de comer
los que a pies pesados caminan,
casi siempre solos,
casi nunca hartos,
hartos de estar solos.
Loco por viajar y siempre encontrarme,
hasta en el último rincón
de las tierras brunas de un Barsoom
no del todo imaginado,
bajo el agua gris,
avatares rojos, amarillos y azules,
sobre la hierba púrpura,
en las montañas verdes,
en las costas naranjas
de un planeta mediano
protegido por gigantes.
Loco por desgañitarme en silencio,
por dentro,
por no ser tachado de loco,
o peor, de idealista,
de progresista, de imperialista,
de colgado juerguista de la concordia
y el no pretender juzgarte
con los ojos estrechos
del prejuicio local planetario,
más con la genética ineludible
y sus ojos y sus gestos,
gestos y emociones,
emociones y miradas,
miradas de todos los olores
y ninguno que no somos,
sino, nada más,
tan breves y brillantes,
tan iguales,
como todos los que hollaron
este mundo antes que nosotros.

Loco por creer que este mundo no existe,
salvo por nosotros, que lo imaginamos.

 

Imagen por: linconnu24

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