Eres como lo que no existe,
lo que no se toca más que
con la inagotable sensación del sueño,
una visión dorada entre la nieve,
el calor de la noche entre tus manos.
Eres de todo menos visible,
y te ríes en las sombras azules
mientras brillan tus ojos bailando
que son como puertas a otro mundo,
tu mundo de húmedos y rosas pareceres.
Eres como eres, inaprensible y coqueta,
desfilas en las riveras del color
haciéndote dueña de los sentidos,
mandando de tu boca entre sabores,
te creces cuando no hay barreras ni luces.
Eres única porque cuesta hasta imaginarte,
incluso cuando en la vista de tu piel
todo es borroso, difuso, tan calmado
que el resto del viento se arremolina
y busca proteger lo que antes perteneció a lo invisible.
Eres. Y Por ser, floreces. Y por ser, revives
todo lo que se encuentra agostado y marchito,
como un riego de savia en tonos del ocre al rojizo,
y de tu piel brotan las nuevos verdes,
y de tus manos el sol, que abrasa, pero no quema,
que calienta y alienta, pero que cuida, y se renueva.
¿Quién eres?
Tú, que a contraluz, te demuestras.
Imagen por: Sirlatrom