Es la distancia,
y la memoria que se imagina sola
entre los pasajes del ir desapareciendo,
como erosionada,
desprovista de la intensidad
que otrora inflamara el latido.
Se van diluyendo las constantes,
lo que antes fuera una norma,
un verdad verde y estable
hoy es rutina de almagre
y planisferio hundido hasta el horizonte;
romper el cristal final del tiempo,
con los pies de polvo cansados.
Agarrarse y no dejar marcharse,
que la única piedra que, no obstante,
al punto de hoy nos ata
es la colmada realidad de los deseos,
y la humanidad quebrada,
y la urgencia que acecha oculta entre los pliegues.
¿Es todo?
Sentarse a esperar…
Esperar que se ponga el último comienzo…
Es todo,
y una gota de sangre manchara la voz,
y el velo sombrío de la luz postrera
asendereará lo que ya no nos queda.
¿Es todo?
¿Y los poros encendidos?
¿Y los tactos furtivos bajo un mar de lana?
¿Y tus centellas de ojos fugaces,
el canto hipnótico de las pulsiones?
No será más que un muesca más,
el viscoso trazo camino del olvido,
insignificante, rumor no más vivido.
Imagen por: lostoneself