Búscame en el acendrado sendero,
en las praderas, ahijado de flores,
cubierto de la hierba ensortijada.
Búscame donde el sol se ponga azul
y el cielo reverbere con las nubes
en sus turbias relaciones lluviosas.
Búscame cuando se esparza el color,
desintegrándose por las vaguadas,
signando las cumbres de verde nieve.
Búscame en la tierra breve y mojada,
que habrás de hallarme entre el barro y la piel,
por los vientos engendrado de ríos.
Búscame sólo en la vida que hierve
en las revueltas de la luz traviesa,
en cada chasquido,
en la tenue voz
de las coquetas mañanas nocturnas,
sorbiendo en los sentidos titilantes.