Y tú, y el dinero al final de todos los caminos,
los dioses de una economía libre;
la política tiene muy poco que ver en todo esto;
¿o no?
No se cansa el llanto de decir
que los muertos no se solucionan
insistiendo en políticas muertas,
pero le evita ineluctable
el hombre moderno de piedra.
No se secan los gritos
de excavar la economía,
mimada, pero crecida sola;
que el hambre y la guerra
poco tienen que ver con el dinero,
que más da si lo masticamos o cagamos.
Y tú, y el dinero al final de todos los caminos,
los dioses de una economía libre;
la política tiene muy poco que ver en todo esto;
¿o no?
Excusas en lecturas de cultura ulcerada,
la política es la siembra agotada;
sigue mamando de las verdades económicas,
sagrado raquis punzante;
sacrifica más víctimas al fuego,
el numen del dinero aguarda oculto en la nada.
Y tú, no cambies,
sigue igual,
escudándote en principios ajenos,
en la superficialidad recalcitrante
que te enseñaron viejos,
dorados,
polvorientos profesores huecos.
Y tú, y el dinero al final de todos los caminos,
los dioses de una economía libre;
la política tiene muy poco que ver en todo esto;
¿o no?
Y ahí, tú empantanado en tus noticias,
y el mundo ardiendo a tu alrededor
por la avaricia que salivas;
andan a carcajadas los gigantes del miedo,
arramplando con el mundo
desde sus templos de cristal.
¿Y tú?
Tú a su vera, asintiendo,
desdeñando a tus hermanos
que gritan de silencio
lejanos en sus selvas y desiertos;
tú olvidando el amor,
dejando morir los sentimientos
y la debilidad natural
de la que surgen,
sensibilidad por la que somos.
Y tú, y el dinero al final de todos los caminos,
los dioses de una economía libre;
la política tiene muy poco que ver en todo esto;
¿o no?
Y tú, y tu imaginación, perdidos,
sacrificado todo en la pira de la opinión.
¡Ay! Es fuerte el miedo,
osificado está el cambio en tus miradas,
ya no ves más allá
de lo que un día te enseñaron como bueno.
Y, ahí, tu pasión por la vida
encarcelada,
la pasión por el día y la noche,
por el resto de los hombres,
por el mundo lleno de vida y vidas:
del árbol a la holoturia,
del fango a la piedra roja.
Y tú, y el dinero al final de todos los caminos,
los dioses de una economía libre;
la política tiene muy poco que ver en todo esto;
¿o no?
¿Y tú? Vencerás algún día el miedo,
la terrible sensación del vacío
cuando agitan tu cómodo occidente…
Te arredrarás cuando, de nuevo,
la bota de unos pocos
veas plantar contra los muchos,
los mismos que tú…
¿Y tú? Te atreverás a defender lo que es tuyo,
lo que es humano:
azul y verde, negro y plata,
río y pisada, monte y nieve,
risa y calor, beso y manos,
palabra y aliento, hambre y sed…
Defenderás de una vez tu esencia
frente al dinero y a la muerte,
frente a la economía y el desierto,
frente a sus políticas de muertos…
Defenderás lo que es tuyo,
lo que es humano,
¿me defenderás?