Soy yo, el hombre nuevo.

por M.Bardulia
Poesía en Bardulias: Soy yo, el hombre nuevo

Soy el hombre nuevo, la mujer nueva,
somos los nuevos hitos epicéntricos
de esta digital sociedad gloriosa,
somos los penitentes conectados.

Los encumbrados humanos de acero
en la corriente vítrea del miedo,
en pérdida gris de todo sentido,
omniscientes dioses de la existencia.

Todo sabemos, todo merecemos,
decimos y ha de hacerse, respiramos
luego el mundo es nuestro, toda razón,
todo presente y futuro nuestro, hecho.

Pandémicos atados somos fieras,
porque nuestra voluntad es sagrada
y nuestra necesidad imperiosa única,
querer es poder, vivir es dinero.

Dinero, dinero, dinero, solo,
salud, salud, salud, salud, la diosa,
la nueva diosa, el cuerpo (im)perfecto,
mente disuelta en ácido electrónico.

No leo, no veo, no miro, creo
en todo lo que no alcanzo a saber,
a merced de los terrores masivos,
de los marchantes del alma y del dato.

Pero hablo, hablo, grito, hablo, vocifero,
me desgañito en el desconcertante
y seco, profundo, azul excoriado,
inmaterial borrasca de tinieblas.

Proclamo: viva mi ignorancia, abajo
el conocimiento, viva el deshecho,
vivan los caracteres descontados,
muerte a la palabra, frases y verbos.

Vivo como quiero, a solas, nosotros,
yo que solo importo, yo y solo yo,
necesito lo mío, el resto arde,
que arda el hambriento, yo vivo del aire.

Soy, somos, únicos invulnerables
al correr espurio del mundo mismo,
no somos de universo contenidos,
somos de realidades continentes,

el solo posible, divina forma,
hechos de barro, deshechos de carne,
lo ignoramos todo, sabemos nada,
dominamos la rabia, miedo, muerte.

No. No. Vivimos convencidos, solos,
soy yo solo el que respira y demanda,
es mi hambre y mi piel, mis pies descalzos
sobre cristalizados cuerpos de otros,

yo paso y arredro, y arraso y tiemblan
los que no son como nosotros, yo
que solo yo cedo mi vida entera,
feliz, a la digital complacencia;

yo, nosotros, dioses reencarnados,
mente focal vacua de todo espasmo,
comer, comer, comer, comer, comer,
sanar, sanar, sanar, sanar, cobrar.

Yo soy yo, somos nosotros, nosotros,
porque decimos cómo lo queremos,
y nos escuchamos, y nos amamos
en la apoplejía, brutal, herida

del onanismo por verse encumbrados,
refrendados, colmados, encerrados,
jaula de plata que tejen sociales
hiperuranias deidades robóticas.

Cómodos, alegres, dietas drogadas
de perfectos cuerpos romos lavados,
no queremos, no quiero, yo, nosotros,
romper jugosa paz de nuestra inopia.

Alejaos, que somos, mujer y hombre,
nuevos deudores, dueños semitiernos,
herederos anonadados, solos,
individuos individuales, reyes

de nuestro mundo nuevo, de lo yermo,
de un corazón enfermo y escurrido,
de la paz soberana e ignorante,
de la mucha voz, de la muerte-vida.

Soy la mujer nueva, yo el hombre nuevo,
somos lo que no queremos de vida,
rompemos todo lo que no alcanzamos,
vivimos la paz de los vivos muertos.

Alejaos, si no sois del acero
cerrado que adorna nuestros repechos,
de la mucilaginosa excrecencia
que carcome núcleo, axón y coda.

Somos la raza nueva, solos somos,
no hay más mundo que el mío, no hay, no hay, no hay,
yo soy yo y mis espumas y esputos,
todo para mí, nada ha de quedaros,

ni la coda, ni la coda, ni un gramo
de sangre, rastro nocturno de letras,
nada ha de quedaros, solo el vacío,
la regla, lo nuevo: nosotros, solos:

ciegos, sordos: rotos, secos: sedados,
nosotros, solos: vacíos, viejos: convencidos;
engañados.

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