Olvidar

por Somnoliento
Poesía en Bardulias: Olvidar

Esa manía de querer fijarlo todo,
de empapelarlo,
de querer conservarlo intacto,
como si no fuera ya suficiente
con nuestros recuerdos
para hacer arder la nostalgia.

Al menos en la memoria,
incansable pero finita,
las imágenes se cubren
de una pátina de luz brumosa
que nos protege del punzón
irremediable del recuerdo.
Pero en lo real
duermen gustosas las formas
de la realidad terrible.
¿Quién quiere revivir?
Revivir nos deja siempre cortos,
insatisfechos.
¿Quién quiere volver a mirar?
Así, sin el recuerdo estrábico
pasando tranquilo por el nervio
de lo ingrávido.

Quién no se contenta en el recuerdo
vive atormentado por lo que dejó:
olvidar, no perder;
dejar curtir que no morir,
son una forma de evocar,
de conservar las emociones
por encima de la impresión física,
única, irrepetible,
por mucho que persistamos
en la búsqueda del retorno.

Vivir es olvidar.
Como morir es persistir.
Y la memoria olvida,
por precaución,
por no tenernos atados
toda la vida
al barro de las cosas que ya se fueron.
La memoria es dejar pasar,
como vivir es recordar,
tanto como se olvida.

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