Todas las músicas suenan a glorias
cantadas, a calles reídas, luces
crecientes en los aromas dulces
de ácronas, cabrilleantes memorias;
muletean las miradas mortuorias
en regresión del tiempo alambicado,
repasando errores por lo sagrado
en el dédalo de las madrugadas,
donde ciclan las voces irisadas,
como acaban, nocturnos gateados.