No soy un aventurero,
salvo por esas gargantas
que se marcan en tu pelo
cuando soplan las tormentas.
No soy el de los grandes viajes,
no tengo hambre de batallas,
sólo soy valiente cuando
de tus besos me levantas,
perdido como entre endriagos
en sueños de noches raras.
No soy el joven triunfador,
ni el viejo, no tengo garras,
nunca me dejé en la sed
de elevarme en las alturas
por la iniquidad del oro;
y se me abren las heridas
cuando escucho sus reproches,
y me comen las roturas
de sentirse incomprendido:
yo me siento en las locuras.
No me cuento entre los fuertes,
nunca crecí en las durezas
de ocultar la voz y el llanto,
prefiero jugar ternuras
en las grietas de tus manos,
sentirme como en dulzuras
buceando en humedales;
de nuevo hacerme en tus rosas.
No seré quien nunca esperan.
Seré quien siempre te esperas,
seré quien mire cercano,
quien te recuerde tus risas;
seré quien, aun estragado,
sumergido por las sombras
en este mundo enlodado,
repase en tu piel historias,
viva del agua en tus ojos.
Soy quien revuelve estrellas
por hacerse diminuto,
soy quien al mirar, encuentras.
Imagen por: Meago