Cómo el canto harpado en la bruma se desvanece.
Cómo la carne pierde su textura y su gracia.
Cómo la vida se entrega a la triste ambición….
Al pasar los cascos del tiempo inmisericorde
pocas alegrías resisten, pocas victorias,
de la infancia arpada, sueños sin definición.
Y en el camino tiramos de los fríos restos
de un pasado que va perdiendo su luz hermosa
en cada paso de un presente esquivo y temblón,
que difumina su antigua fuerza ante los gestos
de un futuro artero y traidor, preso en su jugosa
trampa, libre en su espíritu confuso y burlón.
Y la muerte augur se crece a nuestro alrededor,
divertida sembrando las sendas con su tacto;
tranquila camina en sus lanzadas veleidades
saltando sobre las noche, enredando el dolor,
comiendo en las mañanas sin aceptar retracto
de alma o de cuerpo, deshaciéndose en sus verdades.
Cómo pasa la vida recobrando lo dado.
Cómo a su oficio de recaudadora indolente
se aplica una vez gastadas todas las virtudes;
Y así nos dejamos, refugiados en lo amado,
viendo venirse la vida cruel en su pillaje,
esperando, perdiendo, olvidando juventudes.