Las rosas de casa

por M.Bardulia
Poesía en Bardulias: las rosas de casa

Las grandes rosas nuevas del jardín,
cada año,
y la pizarra calentádose al sol,
aún del calor azul contra la diáspora
que produce la mañana aniñada;
gris desesperado que se pierde,
todo bulle, hasta el rocío,
que huye, que flota tornasolado
con las brumas en retirada.

Se abren las ventanas sin ruido,
la madera que no cruje
porque no es vieja,
y el primer agua antes de que
el color funda sobre el prisma
la hierba que sobrevivió al invierno;
despierta triangular el día
y ya los primeros buscan panes,
bicicletas y piscinas,
en otro día más que el verano
encapsuló, en la frontera del balasto,
como repitiéndose,
en el bucle remezclado
de no dejarse olvidar.

Huele el césped, como de oro verde,
y las risas se almacenan
en espamos de espuma,
y la risa de todos, que te inunda,
entrecruza los años
y somos, otra vez, niños que fuimos;
y somos, otra vez, los que somos,
todos, hasta quién se olvidó,
hasta quien dejó solo su sombra.

Las risas cantan entrelanzando
las visiones de un despertar de verano
empapados en montaña,
deshilachados en magmas de recuerdo,
preocupados por nada:
por la bici que espera,
por la pista de tenis que abrasa y no importa,
por verte en bañador, otra vez más;
por acurrucarse cada día
a la sombra de tus pies
sobre cualquier toalla,
por el beso que no llega…

Y que se atrofie el espacio que no contenga,
en su memoria,
que se pierda el tiempo que no repita,
líquido,
cada día del verano.

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