Pienso arrastrarte hasta el final
del mordernos juntos,
pienso no dejarte nunca en paz,
lo prometo.
Quizá no sea evidente,
quizá, a veces, difícil de ver,
cuando el agua nos viene a la contra,
pero estaré detrás
de cada brillo amargo
en la piel morena que cultivas,
detrás, transpirando,
nervioso,
acompañando el peso acelerado de tu corazón.
Prometo estar,
y aun en la bruma de los años,
creciéndose en las palabras,
estaré;
y aun creciéndote a contraluz
en las faldas de tu mesa,
presionando,
subiendo,
deslavazando todo lo que en este mundo,
indiferentes,
solos,
nos andamos creando,
a la contra.
Estaré ahí, solo si hace falta,
para derruirlo todo,
para vernos entre los escombros,
nada más que con los ojos
y el tacto infinito
de tu cuerpo haciéndose clima,
haciéndose marca y síntoma
de todas las vías.
Y estaré, aunque no me vieras,
al alcance de las puntas de todos tus dedos.
y de tu lengua,
y de tus calores sorbiendo del frío…
Estaré y punto,
pasaré cuando me quieras,
cuando no lo quieras.