Y así, pequeña como eres,
montada sobre las olas que hacen la vida
más rica, más sencilla, más vivible,
te veo subir hasta las copas
de los árboles que te tomas
como si fueran agua,
aunque no te dejen dormir,
porque dormir es lo que no quieres,
estás mejor despierta
porque puedes seguir soñando,
y en el sueño dominas
los campos azules sobre
los que tus ojos sembraron,
inflamando los brotes del movimiento.
Y así, blanca como eres,
del latir de tus luces en contra,
revivo cada partida
jugada a la noche,
cada camino ganado a la oscuridad
en la soberbia vigilia
de hallarte leyendo el mundo,
de saborear el ritmo de la palabra
en mil caras tejida,
esperando, como sin esperar;
mirando, como sin respirar;
viviendo, sólo viviendo,
así de pequeña,
así de blanca,
con tu risa esbelta
demostrándose y a contraluz,
y el cosmos ardiendo a tu son,
con tú música,
siempre con tu música,
batiendo todos los infiernos,
incólume, única: viva.
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