No me preguntes,
loca de cielo gris,
la luz lunar es tuya,
tanto como lo fueron mis noches;
su nombre de mil lenguas,
tus labios que son de espejo
y yo, perdido como un tonto
de sombra argéntea,
mirándome en ellos.
Estos textos no son más que una muestra de las noches que, aun con sueño, no nos permiten descansar. Un alivio del diario y la rutina. No le busques ni sentido ni historia, no son más que escritos del insomnio, remedios contra la vigilia.