Déjame que duerma, solo,
déjame en la arena gris
desaparecido, orlando
al espectro en su perfil.
Déjame que sea , solo,
en el asfalto, sutil
campo de muertos en vida,
déjame al tedio fundir.
Y si vas, ve con el miedo,
gel oscuro de sus ojos,
muéstrales lo que preguntan,
¡y que ardieran sus rastrojos!
No esperes a que oscurezca,
sé la sombra en tus enojos,
el ardor de ruido y furia
corra en río de mil rojos.
Olvida lo que no soy,
las mil liendres que se ceban
en la espuma de mis faltas,
enterrarme y que no beban,
que no sean más cerebro,
juez de pulsiones que acechan;
y evitar la podredumbre,
carne lacia, mente seca.
Renuncia al frío pasado,
aun marcado entre las nieves,
vive cara al tiempo inmenso
en tormentas de presente.
No ceder a la tortura,
apréndete bien quién eres,
como norma, como vida,
y transforma, sé quien vives.
Hasta en el más hondo sueño,
caminarás, serás, solo.
Imagen por: satirenoir