Sobre leer poesía

por M.Bardulia
Poesía en Bardulias: Sobre leer poesía

Sobre cómo leer
poesía, que no es lo que se piensa,
mucho menos lo que esas
mentes por fenecer
de letras quieren hacerte creer.
Leerla que no es solo de leerla,
no siempre, si no hacerla
expandir y abrir laxos
los poros a disfrutarla, extraños
flotando en sus mareas.

Y lo más importante:
olvidar y olvidarse de entenderla,
no entender intentarla,
que te mire acuciante,
aunque inunde y se nos haga asfixiante.
Ya se extenderá, si es que haya posible
entendimiento audible,
cuando embarrado acabes
en sus pantanos de luces azules,
comiendo en lo invisible.

No entender, es urgente,
repito, mejor oler, si marmotas,
esnifar los aromas
que emanan supurantes
de sus cuerdas planckianas cimbreantes,
vibrantes, rimadas, descamisadas,
penetrativas bravas,
no intentar entender,
no empeñarse en tener que revolver
que no se hallare nada.

Mejor saborear,
enfocarse en la ignorancia jugosa
de no pensar la rosa,
de no verse capaz,
satisfecho por dejarse llevar
de la mano entre espacios, contemplando
la vida desgranando
ausencias traslaticias,
faltas de aliento, humanidad, mentiras,
entrañas destapando.

No hay que desgañitarse
implorando augurar lo que el poeta
rumiase de su letra,
no tiene razón ni objeto enfrascarse
lo que entre versos se ase,
que ya estarán los expertos barbados
para venir cuadrados
a explicar convencidos
turbia visión de hormigón escandido,
versos momificados.

Degustar, derramarse
en la gelatina de sus sabores,
ruido de sus colores,
dientes por desbordarse,
liberar y que sean corazones
no lóbulos ni expertos desnortados
quien decida morados,
verdes, rojos de carne,
piel del ciclo intersticial circulante,
órganos desplegados.

No cocerse, empeñarse,
no dejar que nadie explique o convenza,
revivir la pereza,
volver a acurrucarse,
descansar como si el ritmo hablase,
escuchar somnolientos su respuesta
saliva superpuesta,
sin más fin o remedio
que con la lengua borrarnos el tedio,
untados de maleza.

Silencio, que se juega
a escuchar que no nos decimos nada,
que nadie rompa el habla
que la llama consuela,
la dulce armonía escrita en la letra;
silencio, que no te descubra el viento
que huirá entonces de miedo,
escucha, paladea,
no te muevas, espira y saborea,
disfruta de tus hielos.

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