Nalgas frías

por M.Bardulia
Poesía en bardulias: Nalgas frías

Nalgas, nalgas frías,
el culo helado
de tener que embriagarse
de suelos y arena
en parques, calles y soportales,
de Moncloa a Argüelles
a Malasaña y Tribunal,
de la Audiencia a Almansa,
pasando por el Oeste,
Salesas y esos pequeños
oasis de columpios
abiertos a nuestra nocturnidad
infantil desaforada.
Eran otros tiempos,
otras formas desembridadas
en las que no había tanto
cuidar la salud que todavía
no tenemos, que es muy,
muy posible que nunca tengamos.
Otros tiempos donde vivíamos
hacia afuera sin esquemas
temporales o dispositivos
localizadores en mitad del viento,
cortándonos el viento,
a la aventura, como todos,
colgados de la calle
con nieve, lluvia, sol tardío,
buscando la esquina, el banco,
la bolsa en la que mezclar
los efluvios sobrantes del Kalimotxo.
Era otra forma de vivir,
como los pájaros
que hacen nidos a pesar
de las construcciones
inadaptados irredentos.
Pelados de frío,
nos besábamos también,
helados de lluvia
nos empeñábamos en conocernos
y rebuscarnos los dedos coaligados
en encontrar valles, ríos y  montañas.
Era otro mundo entreverado
en los pliegues umbríos
de la realidad transitando
iluminada de más,
consumida de más,
entendida de más,
por encima de nosotros,
pelados de noche,
a la búsqueda impenitente
del último rincón sin viento,
de ese portal mirífico
que nos dejara enseñar la piel,
limar de saliva
las asperezas dele engaño diurno.

Eran otras calles,
más sucias, más reales,
de aliento y voces,
de orines y cantos,
de palabras a la cara
y el calor de los cuerpos,
dos, de dos en dos,
entendidos en mitad de la vorágine,
al ignorar del mundo caliginoso.

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