Las utopías son camino;
el destino, ponerse a caminar.
Ingenuidad, dices,
y borbota en ti la lógica manida
de la historia de piedra.
Utopías, utopías, utopías,
eso no son más que utopías;
y te desgañitas atragantado
en flemas de asfalto.
El sentido común es esa barrera
que mantiene los sueños
encadenados a la oscuridad
y la imaginación cautiva en el ruido
del deber decir,
del deber pensar,
del deber vivir…
Repite tu corazón en pleonasmos,
mientras el mundo a tu alrededor
pasa danzando en lunas y ríos.
Y la luz te desborda,
pero no la ves;
y la música verde te arrulla,
pero no la ves;
y el repicar de la vida en efusiones
del tacto y el olfato,
del disfrutar de la humedad
y el milagro de tu pies girando
como cometas alrededor de soles,
en los extremos de Laniakea,
enredados por nubes de color….
Pero no lo ves.
Defender la ingenuidad
y la locura común.
Humanidad en el crujir
del barro reciente.
Ciencia, sentido y razón,
convivencia jugosa
frente al que vive desalmado
en el filo de su único hogar:
la hierba, el agua, los habitantes de la mañana…
Tu razón, esclavo, una casualidad todavía por probar,
y el universo la demostración
de tu insignificante transparencia.
El vacío es el verdadero valor
de la vida que bulle en cada paso:
¡admira la sombra del sol!
Vuelve a saborear de tus ojos el retemblar de la luz,
inagotable sentencia fundida en realidades.
Imagen por: tdsgirlie4life