Me mordiste sin dañarme,
maestra,
sin sangre verdades volviste
a enseñarme:
de la vida su fruto,
de tu boca sus sales.
de la vida su fruto,
de tu boca sus sales.
Me mordiste sin dañarme,
maestra,
sin sangre verdades volviste
Estos textos no son más que una muestra de las noches que, aun con sueño, no nos permiten descansar. Un alivio del diario y la rutina. No le busques ni sentido ni historia, no son más que escritos del insomnio, remedios contra la vigilia.