Tú que dices defender toda vida,
¿Quién te crees que eres para pensarlo?
¿Quién te crees que eres para creerlo?
Ignaro, sólo sabes de tu vida,
esa plana superficie dormida
que tu cuerpo sufre bien enterrado,
de la que tu animal has espantado
como auguró tu mentira divina.
Mentira de siglos vetusta y rota,
dios de madera, muerta la razón,
quién eres tú para hablar de la vida,
tú que en los dioses del odio te apoyas,
tú que desprecias tu esencia y calor.
No eres nadie, sólo verdad podrida.