de noche

por Somnoliento

Todos deberíamos mirar a las estrellas
un poco cada noche, al menos.
Todos deberíamos, cada día, atender
al reclamo de lo infinito
cantando a nuestra insignificancia,
a la futilidad de nosotros, motas del polvo
surgido en cada explosión de sol.
Escuchar cada sistema girando,
antiguo y solo,
sobre nuestras cabezas,
a pesar de nuestra razón.
Todos deberíamos saber lo poco
que en realidad somos,
lo poco que importan nuestros dioses,
invisibles y áfonos,
lo poco que son, en realidad,
todas nuestras supuestas diferencias.
Más nos valía olvidarnos de lo que somos
y tratar de ser lo que en realidad deberíamos.
Más nos valía construir de nuevo
la palabra humano,
hacerla desde cero
pero esta vez con nuestras manos,
saboreando la arena
con nuestros boca y ojos,
para que no se pervierta la mezcla
con los sordos fantasmas de muerte
ante los que hemos claudicado,
para que no existan más reyes ni bancos,
más hambre, más sangre ni odio,
para que no existan más los dioses
del hombre, ectoplasmas del miedo.

Deshacer al hombre para hacerlo de nuevo,
pieza a pieza,
grano a grano,
cribando la gubia,
escogiendo lo humano.

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