Cosas que pretendo hacer cuando esto se acabe:
Correr como si loco sin rumbo y sin sentido,
que me dé fuerte el aire, que me ciegue la lluvia.
Sonreír, sonreír más. Sonreír por gusto
de hacerlo y transmitirlo; reír hasta el colapso.
Volver a estarme cerca de los que más queremos,
en lo tangible lógico y en lo básico práctico.
Tocar si nos podemos, abrazar si nos dejan,
besar hasta el hartarnos, reír hasta el colapso.
Comprender, saber mirar, escuchar, hablar,
entender más al otro, valorar más el mundo.
Reunir a los médicos, a todos si se pudiera,
limpiadoras, cajeras, todas las farmacéuticas,
también los transportistas, todos los policías,
militares y todos los que siguen currando,
reunirlos y aplaudirles, hasta el sangrar de manos,
bañarlos de oro y flores, sembradores de vida.
Cosas que haré al terminar, que lo hará, todo esto:
Querer más, por querer más, con menos excusas,
sin tantos reservados ni asfalto en las esquinas.
Llorar, un poco, a medias, de alegría por ver
que aun cuando en vida aprietan, en los peores momentos,
seguimos encontrando todo lo que nos une,
a pesar de unos pocos que revientan de rabia
a la evidencia común de comunidad.
Veré el mundo distinto, querré más, querré bien,
intentaré queriendo querer sin tanto freno,
me arriesgaré mucho más, no dejaré nada
al azar de la pena o la presión del miedo.
Pienso estar más presente en todos los momentos,
cada rincón del mundo, aunque sea volando,
con los pies en el suelo, de frente para dentro.
Correr a la montaña y morder el granito,
y abrazaros a todos con los pulmones llenos
de ganas, de bebernos el tiempo a carcajadas.
Pretendo hacerlo todo y no comprarme nada.