Una de tus cartas sigue guardada en el cajón,
cajón que me guarda en noches frías,
cajón que resguarda los buenos
y tantos recuerdos del verano en sus noches,
menos frías,
más luminosas,
de tu rostro y tus letras llenas.
Aún guarda mi cajón tu carta,
que de otras quedó,
por las letras que no te dije
y el tiempo que te perdí
siendo niño.
Aún guardo yo tu carta en el cajón,
aunque ya no diga nada,
aunque la pluma,
cada vez más clara,
anuncie una próxima retirada
a las grietas de la memoria.
Aún la guardo
porque saberte me alegra,
saber que un día fuiste,
y yo, contigo,
un poco también.
Los besos por carta
aún me llegan,
aupados por los fantasmas.
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