Cartas para Lima XVIII – Ayer te vi

por M.Bardulia
Cartas para Lima XVIII - Ayer te vi

Querida Lima:

Ayer no te vi, pero creí verte. Creí tanto verte, que por un momento estuve a punto de salir corriendo a buscarte, pensando que sí, que eras tú, que habías vuelto sin decir nada, ni siquiera me plantee el hecho de que no me hubieras dicho nada, no me hubiera importado de haber sido tú. Al otro lado de la calle, caminando con un paso parecido al tuyo, lento, pero decidido, con el gesto, tu gesto, distraído. Tu pelo, largo y fuerte, libre. Y tu prenda de rayas, exactamente igual que la que era tuya, en un cuerpo que podía haber sido el tuyo. Estuve a punto de salir corriendo detrás de ti, de lo que se suponía que eras tú, pero dejaste de serlo tan rápido como creía haberte vuelto a ver.

Ah, la pena. Hubiera sido tan mágico haberte encontrado así. Entendería tus razones si volvieras y no me avisaras. Lo entendería todo; otra vida, otro amor, otras ideas, otros tiempos. Pero hubiera sido, seguro, tan bonito, y efímero, lo último que querría sería molestarte, pero haberte visto, haber podido ver tus ojos otra vez, mirándome, y escucharte hablar, con ese rastro de desidia tan vital con la que te expresas, y volver a hacerte reír. Escuchar los nombres que nos dábamos, sin querer. Hubiera sido una alegría, sin duda. Ya lo ha sido imaginarte, aunque me equivocara, evocarte de esa forma tan animal, tan brillante, ha sido reconfortante. En el fondo, sabía que no eras tú, pero he obligado a mi cerebro a jugar con esa posibilidad por unos segundos. Me he engañado y he vivido de ese engaño, un poco, al menos.

Ha sido esa prenda. Esas rayas negras y blancas, el recuerdo de ella, tu olor en ella. Ha brillado su reflejo al sol en el extremo de mi mirada y, al girarme, ha sido como si te viera. Pero no, ahí, en mitad de la calle, sino entonces, como entonces, cerca, muy cerca, tan cerca que dejaba de ver tus rayas o tus brillos, solo miraba tus ojos, solo cerrar los ojos y volver a aspirar las mareas de tu pelo. Ha sido bonito, a pesar de todo, a pesar de no ser nada. Me ha gustado recordarte, de esta forma tan natural, y volver a sentirme, volver a saberme entre tus brazos, y tú entre los míos. Ha sido como volver a besarte.

Sigues siendo una luz en el cruzar sombrío del mundo. Una luz fija y estable, el calor de una estrella amable, amiga, refugio de las soledades que no siempre nos encuentran solos. Aunque haya tiempos más oscuros, sigo pensando en ti. No es un dolor o una piedra que me impida seguir, es una corriente de agua fresca en la que me dejo llevar cuando todo parece estancarse.

Verte ha sido como un baño de ese agua fresca, aunque no hayas sido tú, aunque sea yo mintiéndome y diciéndole a mi cerebro y a mi corazón que no tienen otra cosa que hacer más que obedecerme. Lo prefiero así. No me engaño, simplemente me dejo soñar, y recordara, que tiene mucho de sueño; me dejo llevar a otros días, a los pasados, puede que algunos que existieran en el futuro, si ese futuro llegara a llegar.

De tu Eric, que siempre te recuerda, y que te quiere, y que vive. Gracias, Lima.

Eric

Sigue leyendo

Deja un comentario