Tiempo pido, pero el tiempo distraigo…

por Con Tongoy

Intentamos coger el tiempo con los dientes y las manos, pero nos vemos ahogados en el correr de sus aguas inmisericordes y heladas.

Nos bañamos en sus remansos sin percartarnos de que es paz que no dura, de que el río continuará inevitable en su descenso extraño.

No disfrutamos conscientes de las charcas, de sus pozas leves o profundas, lo que debiéramos, y en vez de sumergir la cabeza y dejar de respirar, unos segundos a solas, nos empeñamos en intentar aferrar lo invisible, con dientes y manos.

No sirve de nada querer parar el tiempo arrogante, porque nada rompe sus curvas de sed y miedo. Soltarnos de él, al contrario, debemos, aferrarnos nada más a quien a nuestro lado con nosotros se moja, igual, hasta los huesos del alma; y con los pies laxos, las manos firmes de ansias y espumas, con los ojos húmedos y la boca abierta, dejarnos bajar, felices por no estar nunca solos, al mar de la muerte, descanso final sin fisuras ni excepciones.

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