Deja descuidada la idea
de mi ánimo sinusoidal,
déjala que campe a sus anchas
por el filo de tu humedad;
ya habrá de volver recogiendo
miradas por donde pasar,
nocturnos tus sentidos leves
sudando de la oscuridad.
Deja que gire en negativo
cuanto quiera hartarse mi cuerpo,
se enrosque como en espiral
en las costillas de tu encuentro;
que no haya más tiempo perdido
entre los cambios del silencio,
esa señal cabrilleante
bajo la luz de tus espectros.
Deja que me pierda y no vuelva,
que reste dormido en tu vientre,
que sorba hasta el último poro
de tus venas azul caliente;
no me mires si no es por largo,
por lento, por trepar crujiente
sobre una lengua de vesanias
entre el abrirse de tus dientes.
Deja que calle y no desista,
que repase ávido y carcoma,
que dactilar nos entremezcle
la piel que en tu negrura asoma,
mojados todo, hasta las grietas
de los finales que nos sobran,
de la palabra en que exprimimos
la última voz de los aromas.
Imagen por: majesticnocturne