Es poco.
¿Casi nada?
Es más bien algo parecido al polvo,
cristalino,
removiendo y puliendo las esquinas
en los extremos retorcidos.
Todo girará mejor,
todo encajará como debe,
como articulación,
sin dientes.
No se puede detener la rotación,
sólo enfrentarse a ella.
No se puede detener el cambio,
sólo quedarse quieto
y ser aplastado.
Nosotros somos cristalianos,
y también polvo.
Polvo que alcanza hasta el más oscuro de tus rincones.
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