Permite que te cuente cómo quiero vivir;
no es que quiera ilustrar, es por dejarlo salir.
Que a vivir nadie te enseña, tú solo consigues,
del dolor y alegría, lo que querer persigues.
Yo vivo de largos días y de mis pasiones,
que se consumen en palabras y en las acciones
irresueltas por orden de mi antigua indolencia;
llama fría, luna ardiente de esclavas carencias.
Quiero vivir de los días que pasan volando
y libar la paz de su recuerdo soleado;
quiero no sufrir en la parda luz de la tarde,
contra la ventana en su brillo regodearme,
rechazar la nostalgia del infantil aroma
flotando pálida en mi cuerda y puntual memoria.
Vivir de los segundos, abandonar las horas,
caminar sobre los minutos sin mis desganas,
aprovechando el aire sin tener que abrasarme,
en cada bocanada de la vida saciarme.