Bailabas en las lindes de mi mirada,
sonriente, mostrándote graciosa
entre las brumas de la noche
y los vinos de un tiempo lejano.
Te movías nerviosa de rabia,
tranquila de cariño, de tus ojos,
enormes traidores,
fluían los sabores de una tentación
dulce y peligrosa, tanto como tú,
tanto como la violencia de tus
traviesas piernas pequeñas,
tus afiladas manos blancas,
tus labios de rosa encendidos….
Muchacha de mil años aprendida,
mujer furiosa vestida de niña,
dime dónde quedaron tus bailes
y la energía de las caderas
que escondían la suavidad,
que delataban las ganas y el deseo…
De la juventud pura,
de tu rosa transparencia,
de tu primera belleza
nacieron los fuegos del beso,
saltaron, incólumes, las invictas
pulsiones del sexo y tu furia.
Márcame de dientes y golpes,
yérguete al contraluz, torturándome,
que yo haré, entonces, trazar los caminos
que me lleven a tus más ocultos rincones,
una vez más.
1 comentario
Muy buenoooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!