Para Cesca…
No os olvidéis de los caminos de tierra
ni de su luz exhausta, amarilleada,
no os olvidéis de las sombras de los besos,
de los ecos de los pasos arrastrados,
guardad el crujir eterno de la grava.
No olvidéis los caminos de vuestra tierra
de las heridas de la lluvia y el frío,
recordad soles como estrellas de invierno,
y las voces, y las manos, la cabriolas
de mil veranos en todas tus miradas.