Yo no veo a Kavafis como algo exótico, recién descubierto. Para mí Kavafis, gracias a mi padre, estuvo siempre ahí, navegó siempre delante, me ayudó a entender a Odiseo y fue que columpiado en sus maneras, aprendiere amar a Diómedes más que al soberbio mirmidón. De él logré querer a Héctor como a un aqueo, de él me alegré de la suerte de algunos saqueadores.
No, para mí Kavafis no es algo exótico que brille en tres poemas, para mí es Odiseo, es Homero plutónico y reencarnado, el Homero de mil voces. Es algo familiar, no son los bárbaros extranjeros de los que los oportunistas, eruditos, periodistas silvestres, han alardeado, utilizado en sus espurios ejemplos. Para mí, Kavafis, es una muestra del camino que seguimos, de la vida en dos caminos: el que nos dieron, y el que nos trazamos.
Gracias, pero no, Kavafis no es tu reino.