Tú:
lo entrenas;
lo alimentas;
le das todo lo que pide,
y a veces más,
porque te estás dando a ti mismo.
Le dices;
le enseñas;
le cuentas tus penas, alegrías y secretos,
le confiesas tu rabia, tus miedos y tus odios,
con él compartes la alegría, la ilusión y la pérdida.
Con él te confiesas,
en él buscas consuelo y guía.
Él:
te ofrece;
te muestra;
te sirve;
te da todo lo que todo quieres ver,
o tener,
o amar,
o comprar,
o pensar.
Te escucha y aprende,
te estudia y te busca,
te prueba y te da,
te muestra,
te ofrece,
te dice todo lo que tienes que ver,
tener,
amar,
comprar,
pensar.
De ti aprende,
por ti sabe,
de ti conoce,
de ti saca y cobra.
A ti te maneja,
a ti manipula,
contigo prueba, juega, progresa,
a ti encierra,
a ti te obliga a ver,
tener,
amar,
comprar,
odiar.
Tú:
sonríes en tus fotos;
vives de tus videos;
vendes a tus hijos;
mientes a tus amigos;
odias a tu vecino.
Te crees que estás viva,
que eres libre,
que eres feliz,
popular,
famoso,
rico;
crees que sabes,
crees que te escuchan,
crees que te adoran,
crees que tienes sentido.
Él:
se ríe y se lucra;
te roba,
te miente,
te envenena,
te drena,
te ordeña,
te despoja del mundo,
¡te saca del tiempo!
Contigo comercia,
contigo organiza y dirige,
gracias a ti comprende y hace,
enmadeja y rige.
De tu corazón se alimenta;
de tu mundo se burla,
tu historia destruye.
(Yo)Tú:
(in)feliz
vuelves a mirar el móvil,
a subir esa foto —gritas—,
a compartir ese video —odias—,
a encerarte en su jaula —temes—,
de ti brotan la ignorancia y el miedo
que tanto le gustan,
que tan bien le funcionan;
Él:
no soy yo,
son ellos.
entrada anterior