A ti, que siempre te pintan de negro,
te temen, te maldicen, te niegan…
A ti, que solo nos has dado colores
y la verdad de la perspectiva
ante una realidad que solo puede ser finita.
A ti , muerte, que cultivas la vida,
que inflamas la memoria,
que nos das la pasión y la alegría.
A ti, porque ha habido tantos
que te han querido ignorar,
porque hay tantos que,
ingenuos, ignaros, ingratos,
huyen de ti, como si hubiera que,
como si tuviera algo de bueno
no tenerte,
poder, al fin,
ricos y famosos,
escaparte.
A ti, dulce muerte,
porque eres razón de la vida,
porque sin ti nada tendría sentido,
por la alegría de seguir viviendo,
por el calor de tu luminosa sombra;
a ti y a tus muertos,
que nos hablan y animan,
que nos alientan,
que nos dicen, en tu voz,
desde tu canto humano:
vive.
¡Vive!
¡Vive!
Vive como nunca has vivido,
mortal,
privilegio de la tierra,
consciencia de la energía,
vive como si no hubieras vivido,
vive como si un día,
como si hoy, ahora mismo,
consumido por el tiempo,
fulminado por el rayo,
tuvieras que morir.
A ti, muerte,
y a tus muertos,
y a tu memoria,
la memoria de todos los vientos:
gracias.