Se me meten las historias tan adentro
que si no las saco, me queman
la carne bajo las uñas.
Se me meten tan dentro que de recordarlas,
pasan a ser mías,
que de soñarlas y madurarlas,
acabo por vivirlas, yo solo…
Tengo que escribir, escribir y escribir,
continuar viviendo de las ilusiones
que me carcomen tan plácidamente.
Vivir de la imaginación acelerada
que apenas me deja dormir;
escribir por escribir, y escribir y nada más.
No quiero la hipoxia de la rutina vacía,
siempre tan vacía,
necesito correr a escribir,
dejar salir las palabras a chorro,
y en surtidor, como las palmeras.
Necesito liberarme de la presión que ejercen,
de la cabeza al corazón, las letras perdidas;
necesito escribir,
tan sólo y por encima de todo,
y escribir y nada más…