Quiero asaltar sus sistemas y sus vías.
Arrancar del corazón su pecho,
para encontrar lo que no hay,
lo que quizá nunca hubo,
lo que seguro está perdido.
Quiero morder el cuello de su ignominia,
el de su impunidad y codicia.
Arrastrar la envidia que enseñan
y cultivan, para quemarla junto
a sus necios, vetustos, olvidados valores.
Quiero no leer más noticias de muerte,
de hambre y estupidez constante.
Gritarles a la cara, escupirles la muerte
que siembran y adoran, el mismo
miedo que manejan, con el que controlan.
Viven por no vivir y que nadie viva.
Sonríen sin sonreír, ante la maldad esparcida.
Mueren sin morir, porque no extinguimos su semilla.
Semilla del enfrentamiento, pensamiento enfermo,
corruptores del tiempo, ladrones de vidas.