Está triste, y ya hacía tiempo,
porque hace falta tiempo
para entregarse a la
alegre dicha de la nostalgia.
Nostalgia del futuro que no será,
o que quizá nunca sea,
y que hoy les separa en lo moral,
pero que les apartará inmisericorde
en espacios, vacíos angulosos de arena.
Está triste porque tuvo que darle
esos besos en las grietas del frío
sabiendo que eran un punto y final,
porque el miedo tiembla al tiempo que pasa.
Y ahora solo piensa en su piel,
que dice, sabe a la hierba dulce
que crece los rincones oscuros,
donde nadie les ve;
y ahora solo puede recordar
sus rosados umbríos rincones,
y sus manos frías y nerviosas, imparables,
y la falta de todo: de sueño, de lugares, de futuros;
juntos.
Está triste porque hubiera roto todo
por despertar hoy y volver a dejarse
llevar por la voz clavada en su cuello,
y la arbórea calidez de sus brazos.
Y ahora solo quiere oírse tocar
todas las músicas de su piel,
y que cantara, que cantara
con la misma voz que rompe
la relativa solidez de los eones
que se han empeñado en separarles.
Quiere su carne y su ser, su calor,
su fuerza y su pasión, sus labios de paz,
sus manos de guerra, su boca libre,
su libertad melódica y tranquila;
quiere volver a verla
y que no hayan de encontrarlos
siempre en las sombras,
siempre en el último rincón
del último piafar del tiempo.
Está triste porque llega tarde,
y llega mal, porque llega confundido
desde hace demasiado y el laberinto,
el encéfalo cingulado y vertiginoso que es la vida,
quizá acabe por dejarle fuera de ella.
Y ahora solo quiere gritar su nombre,
como si él fuera ayer
y hubiera conseguido encontrarse en el hoy de ella;
y nada existiera, todo de cero,
partieran del principio de las estrellas
y delante, abierto como por expandir,
el mundo, la vida,
todo lo que el tiempo pudiera ser,
se mostrara,
estuviera,
esperando solo para ellos.
Y entonces sí, entonces abrazarla,
sin luces ni sombras,
al viento y a la luna,
y no soltarse,
y no volver a estar triste…
Está triste, pero también sabe
que el tiempo es solo tiempo,
es azul y rojo,
¡que el tiempo no importa!
No es más que una impresión,
nada más que eso;
y la imaginación,
y su memoria,
y el sueño,
las fuerzas más poderosas
de este maldito lineal universo retorcido.